miércoles, septiembre 05, 2012

Antonio Crespo Massieu


Barracones: José Vela Zanetti



Orilla del tiempo

Antonio Crespo Massieu


                    Robert Desnos se me aparece una mañana
de agosto en la prisión de Terezin
(y la mano de Josef Stuna le
acaricia versos y agonía)


De improviso
alumbramiento
o misteriosa desaparición
del sol entre tinieblas
en blanco sobre cal o silencio
sudor lágrimas secas
peregrinar
en árido infierno
entre nombres perdidos.


Así
tu nombre
grabado a fuego entre cenizas
que tanto amaste lo imposible
como persecución de abismos
y esperabas en la desdicha
sabiendo que el amor permanece
como insensata memoria
de lo que fuimos
o sueño ardiente
de resurrección.


Tu sólo nombre
apenas signos
inscritos en blanco
Tú que dijiste
como predicción o presagio
del vidente
(¿mentía acaso el vidente?)
leche blanca
cal blanca muros blancos
y así tu voz
en este estertor de agosto
estela del horror que avanza
gavillas de la historia
espasmos de fiebre
(tan cerca ya tan cerca
el fin de la pesadilla)


Y una mano
que acompaña
recuerda tus palabras
recita tus palabras
musita tus palabras
al
oído
hilvana versos
imágenes de sueño y locura
al
oído
cuerpo fugitivo y amado
regresa
las oyes
en el preludio
del abandono definitivo
de nuevo sentirlas
sílaba a sílaba
(que esfuerzo
que pérdida de aliento
que ausencia
que casi silencio)


Te agarras
a ti te agarras
como cumplir promesa
del regreso
imposible
las musitas
(sin voz
sin labios
aliento seco)
como oración
o ancla
o infancia
cuando


cuando
él las dice
a tu oído
él que las aprendió
como desmesurada libertad
y ahora
él las dice
al
oído
para acompañar
muerte o agonía o despedida
y

loco resistente del loco amor
y la terca esperanza del mañana
las dices o tus labios intentan
y así
permanecen
tus palabras
heridas perdidas no dichas
tus palabras
sin voz
hilo de luz en la agonía del tiempo.


Permanecen
para que os encuentre
(cumplido ya el siglo de la infamia)
y decirlas
y desde el infierno
abolir
la sonrisa del verdugo
la lenta sucesión de la historia
rescatar
tu mirada el amor
tu enloquecida tenacidad
de amante


Decirlas
muy despacio
como si fuera a tu oído
como si yo muriera un poco
o fuera piedad herida por los libros
o supiera la certidumbre del amor
que enseñaron tus palabras
Y
pues llegasteis a mi encuentro
alumbrando el silencio
con vosotros
las musito
casi sin voz
al
oído
del muro que escucha:
los perdidos en el campo se reencuentran
                                          al encontrarme
los viejos cadáveres resucitan al oír mi voz.


El poeta y resistente Robert Desnos, detenido por la Gestapo en febrero de 1944 fue internado en diversos campos; el 14 de abril de 1945 fue trasladado al de Terezin donde murió de agotamiento el 8 de junio del mismo año, poco después de la liberación. Josef Stuna, un estudiante checo que conocía su obra, le reconoce al liberarse el campo y acompañó sus últimos días.




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