viernes, enero 03, 2014

Antonio Rodriguez Alarcón



 Chaouen

Antonio Rodriguez Alarcón

En el camino de Chaouen

              -¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?
                                            A.Machado

Sentado junto al camino de Chaouen,
sobre tejados de calabazas y palomas, el tiempo
se detiene y se eterniza. Se posan apenas las nubes
sobre las violetas montañas del Rif, muy a lo lejos,
como cabalgadura también detenida.

La carretera es un mercado inmóvil al que se acercan
dóciles los rebaños de cabras y carneros
mientras las mujeres ofrecen sus quesos frescos
sobre palmito verde. Silenciosos los camiones
de abigarrados colores deambulan entre bosques
de tuyas y de cedros, por laderas de eucaliptos
y adelfas, como perdidos sin encontrar la salida.

Vida detenida, tiempo estancado en el camino
de Chaouen. Sólo de vez en cuando algún autocar
de un continente lejano profana el silencio
de postal antigua. Saludan con adioses los turistas,
suena el claxon sumergido en fugaz polvareda.

¿A qué paraíso extraño y precioso
se asoma esta puerta entreabierta al futuro?
¿A qué territorios ignotos me llama?

                               …...........................

Sentada junto al camino de Chaouen
oh hijo mío te espero. En la anochecida,
y sobre este mirador sin luna, murmuro tu nombre
y beso el arrayán colgado a la puerta
que conjura los malos presagios.

¿De qué prisión inexpugnable has huído?
¿A qué futuro incierto te entregas?

Casi desnudo bajo un cielo extranjero,
así reposas con los sueños cumplidos.
Acaso en las manos cerradas apresas la rosa
petrificada del desierto que te guarda lejos,
el puñado de arena de una patria imposible.

¿Quién consolará a tu madre, oh hijo mío,
ahin ya ouladi, sentada sobre el camino
de Chaouen? Contéstame, sólo tú lo sabes.
Sólo tú conoces de dónde mana tan fiera
determinación, tanta firmeza obcecada.
¿Qué, quién te arrastra, junto a la quilla marinera
desecha, a esa fosa oscura y sin nombre?

Ahin ya ouladi, ahin ya ouladi,
contéstame.
              Responde antes que una piadosa manta
cubra tu cuerpo hermoso y mío,
que te borre de mi lado para siempre.


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