domingo, agosto 10, 2014

Matías Escalera Cordero



Michael Cheval


Matías Escalera Cordero

PERO NO ISLAS
poesía de un hombre corriente desilusionado


DESPERTAR

Despertar despierto (quién pide la vigilia si despertar dormido
nos apacigua) Despertar: despierto a qué…

A la desazón o al miedo (y aun así debes hacerlo)

Aprensión inexpresable (sin la fe ni el coraje de detrás
del espejo) Y la lánguida desesperanza


(a este lado del espejo) Las mañanas se untan de mantequilla
Y las calles grises se hornean como hogazas con el dolor
Y la confusión
De los durmientes dormidos (y de los vigilantes: al otro lado
también del espejo)

Extraño insoportable malestar casi sin nombre (o vagamente
nombrado ya: intemperie y desamparo)

Miedo (y turbación comprensible: en ambos lados)

Despertar a qué…
Vigilar con qué fin…

Los dueños de la Quimera (impunes entre tanto: a este lado
del espejo) Entornan
Blandamente los ojos (como untan las madres la mantequilla templada)
Y toman el sol sobre hamacas
De piel (mientras se extiende esa aprensión inasible
y amarillenta –huérfana ahora– por las calles grises
horneadas como hogazas
con el dolor
y la confusión de los forzadamente despiertos) Y las mañanas
Lejanas (a este lado del espejo: también) Del mundo se suceden

Y alguien que no eres tú exige (al otro lado) Despertar despierto

Quién pide la vigilia (despertar a qué…)

Y aun así debes hacerlo (e internarte limpio y afeitado
               en la luz)


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